Mis queridos hermanos y hermanas, no puedo ver todas las caras aquí en el Centro de Marriott y, por supuesto, no puedo ver sus caras en los miles de capillas en todo el mundo, pero puedo sentir de tu bondad, tu deseo de hacer derecho, y el amor del Señor y de Su Evangelio restaurado. Una de las bendiciones de ser Autoridad General es que tenemos la oportunidad de estar con ustedes en todo el mundo.
En los últimos meses, hemos visto el rostro y agita sus manos en muchos lugares en los Estados Unidos. Viajamos con el Presidente y la hermana Uchtdorf el pasado mes de junio a Europa Oriental, Rusia y el Reino Unido. En octubre estábamos en Sudáfrica y África Occidental. En noviembre de regresar de América Central. Hay un gran poder de la justicia entre los adultos jóvenes y los jóvenes de esta Iglesia.
Disfruta la comodidad de saber que está unido por miles y cientos de miles de personas en los desafíos que enfrenta y en los propósitos importantes que se siente. Te amo y rezar para que el Espíritu del Señor esté con nosotros mientras hablamos de cosas que son importantes para ustedes esta noche.
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